BÁCULO Y GUÍA PARA MANEJARSE DECENTEMENTE POR LA MITOLOGÍA PENAL CONTEMPORÁNEA

lunes, 6 de noviembre de 2006

la tentación vive al lado

Empecemos, sin más miramientos, con un interesante artículo de Martín Pallín en El País del domingo. Ante la demonización del excesivo recurso a penalizar casi todo, una voz se decanta por redescubrir los beneficios del Derecho Penal como aconsejable sistema de control social para prevenir determinados comportamientos.

"(...) Ante la gravísima lesión a los intereses colectivos y la propia supervivencia del medio ambiente, ha llegado el momento de utilizar el derecho penal, si bien de forma serena y proporcional. Serena porque no se pueden llevar todas las actuaciones al campo del derecho penal, y proporcional porque las sanciones resultan ridículamente bajas ante la gravedad de estas conductas criminales.
En los casos de prevaricación las penas que inhabilitan para volver a ser elegido o desempeñar cargos públicos deben ser acompañadas de unos cuantos años de prisión. El cohecho del que corrompe al funcionario y del funcionario que se deja corromper, merece una pena de prisión más dura.
La cárcel, a pesar de opiniones respetables en contra, es un remedio disuasorio. Si además mejoramos los mecanismos de confiscación de los bienes adquiridos ilegalmente y los reintegramos a la comunidad, habremos conseguido un objetivo que puede enderezar las cosas (...)".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que la especulación del suelo es un problema demasiado grave, si no para las personas (al menos para las que obtienen un beneficio) si para el medio ambiente; y aunque no creo en el endurecimiento de las penas o sanciones para algunas cosas, creo que para éstos casos si es necesario porque todos podemos caer en la corrupción, pero si tenemos un mecanismo que realmente nos desmotive, probablemente no lo hagamos.

Rafa dijo...

Efectivamente, la motivación extraordinaria que provoca la amenaza de una pena sirve en muchas ocasiones, si no para influir de manera cierta sobre las malsanas intenciones criminales de algunos, sí al menos para constatar -prevención general positiva- la alta preocupación que la sociedad tiene por proteger la correcta ordenación del territorio.

No obstante, cabría preguntarse si el Derecho Penal es la vía efectiva de protección de estos intereses. El Derecho Administrativo podría otorgar, frente a estas situaciones, una protección quizá más útil, ágil y contundente... aunque, quién sabe, también más susceptible de utilización política.

Anónimo dijo...

He leido el texto y los comentarios, realmente sí estoy de acuerdo con sus perspectivas, sin embargo ¿no creen que el uso excesivo de la prevención general positiva, puede crear castigos ejemplares o abusos punitivos?. Pese a esto sigo pensando que aunque se ha insistido en aclarar que la prevención general negativa, no se contempla en nuestro ordenamiento, no es dificil comprobar que se encuentra oculta bajo el disfraz de la positiva.